.jpg)
Por Pedro PayanoHay que tener mucha madurez política para no reaccionar con la violencia revolucionaria ante esta impotencia y frustración en que vivimos. ¡Carajo!, ¿qué es lo que pasa en nuestro país? ¿Hasta cuándo vamos a permitir que estos inescrupulosos sigan vendiendo nuestras riquezas al mejor postor?
No salimos de una. Los traidores de siempre han hecho todo lo que les ha dado la gana con nuestro país. Las redes eléctricas fueron negociadas para beneficiar a un grupo. Nuestras minas fueron entregadas a cambio de bagatela para que un grupo se beneficiara. Las tierras del CEA, repartidas como si hubiera sido un botín de guerra. Y ahora deciden descaradamente legalizar el mayor fraude inmobiliario que ha tenido el país, apropiándose de tierras de dos de nuestras reservas naturales como son Bahía de las Águilas y el Parque Jaragua. ¿Hasta dónde piensan llegar estos grupos de facinerosos?
La verdad es que los que controlan el poder no les ha importado la opinión de la ciudadanía. Están dispuestos a continuar con el expolio de nuestras riquezas. Saben que tienen todos los poderes en sus manos. Además, tienen dividida la oposición, y al partido mayoritario lo tienen agarrado por el cogote.
Desafortunadamente, el movimiento progresista que está supuesto a ser el más dinámico de la oposición, está demasiado fragmentado; no hay una visión colectiva del presente ni del porvenir; y un sector de sus líderes sigue atado a esquemas que no le permite forjar el futuro construyendo el presente.
Si un sector del liderazgo progresista no está en condiciones de ponerse a la altura de las exigencias de hoy, honestamente debería darle el paso a la nueva generación y como asesores seguir sirviendo a la patria. No es posible continuar con esta parsimonia en el accionar político, mientras la corporación Leonel-PLD continúa haciendo y deshaciendo a su antojo.
No podemos seguir la lógica que nos quieren imponer. No podemos jamás atarnos a lo que esta corporación interpreta como ejercicio del poder ciudadano. A esta gente hay que presionarla. No es suficiente con los discursos y las denuncias, que valga la aclaración son importantes. Las marchas, las simbologías, las paradas también son importantes. Pero hay que dar un paso más. Y no nos referimos a las viejas prácticas ya superadas de quemadera de gomas y tiradera de piedras. Nos referimos a un recurso universal utilizado en las grandes luchas por la independencia de la India y por los derechos civiles en los Estados Unidos: la desobediencia civil.
No tenemos mucha experiencia en esta forma de lucha política, pero iremos aprendiendo en el camino. Mientras mantengamos el enfoque de que es una lucha pacífica, específica y pública, con el fin de crear opinión pública nacional e internacional, estaremos abriendo camino; siempre y cuando no se abuse de su uso, ni se acepte la provocación desde el poder; tampoco sea la decisión de grupos aislados, ni la promoción de partidos, sino del movimiento social.
Es muy importante ayudar a interconectar al movimiento social y contribuir para que sus demandas den cada día un paso más de avance, en sus formas de lucha y organización. ¿Acaso es posible enfrentar un monopolio del poder como el que tenemos en la República Dominicana, sin que nadie caiga preso, o salga lesionado? Eso sería lo ideal que no ocurriera. Pero sabemos que si la presión social es grande, los de arriba actuarán en contra aunque sea legítima nuestra demanda. El poder no tolerará la indignación creciente de la ciudadanía, hasta un punto claro está, cuando la opinión pública sea tan grande que no puedan mantener las excusas y el engaño.
Hasta ahora ellos han tenido un pasaje gratis y por eso ¿qué no han hecho? Eso tiene que parar. Es hora de rendición de cuentas. Y la única forma en que podemos demostrarle al mundo la hipocresía de democracia que tenemos, es poniéndola a prueba; no hay otro camino. De esa manera, la sociedad política se probará así misma, si actúa para proteger a sus ciudadanos, los escucha y acata su voluntad.
