Dominicana dona universidad para ayudar a reconstruir Haití

Los presidentes Michel Martelly, de Haití, y el dominicano Leonel Fernández, inauguraron el jueves, al cumplirse 2 años del terremoto que destruyó la capital haitiana, un campus universitario donado de forma sin precedentes por República Dominicana para fomentar el desarrollo de este empobrecido país.

"Es un acto de amor" de República Dominicana y la "cristalización de un compromiso de toda una generación para apoyar Haití", dijo Fernández.

La universidad representa la mayor donación realizada por República Dominicana a su vecino Haití, con el que comparte la isla La Hispaniola y una historia de 200 años de tensiones políticas, fronterizas y migratorias.
Fernández, quien fue el primer presidente extranjero que visitó Haití tras el terremoto, consideró aquella tragedia fue "la ocasión para que el pueblo dominicano demostrase lo mejor de sus ciudadanos", que de forma inédita acudieron en masa a ayudar a sus vecinos.

El campus universitarios "es un regalo magnífico", dijo Martelly poco antes de cortar con Fernández la cinta inaugural de la Universidad Henri Christophe del Norte, en la localidad haitiana de Limonade, 130 kilómetros al norte de Puerto Príncipe.

Martelly confió que el centro de estudios, que formará parte de la Universidad el Estado de Haití (UEH), "dará un nuevo rol económico a toda la región norte" de su país, al descentralizar la educación, atraer estudiantes, profesores y general empleos.

"Estamos felices, este proyecto beneficiará a todos los estudiantes de Cabo Haitiano y del norte", dijo a la AP Jojo Marsaille, alumno de término de Ciencias Económicas de la UEH, que con varios de compañeros de clases asistió a la ceremonia.

Marsaille, de 24 años, recordó que el terremoto del 12 de enero del 2010, que según estadísticas del gobierno provocó 316.000 muertes, destruyó una parte del campus de la UEH en Puerto Príncipe, mató a alumnos y profesores y dejó a cientos de estudiantes sin aulas.

La inauguración del recinto no sólo atrajo a estudiantes que comenzarán a usarlo a partir de septiembre, sino a cientos de habitantes de Limonade y del cercano Cabo Haitiano, la tercera ciudad más grande de Haití, que instalaron sus improvisados puestos de venta de comida afuera del campus.

Martelly estimó que la universidad también permitirá repatriar a cientos de profesionales haitianos que han emigrado de su país en busca de mejores oportunidades económicas.

En sus 4 edificios con 72 aulas, la universidad alojará hasta 10.000 estudiantes y requerirá cientos de profesores, técnicos, empleados administrativos y de mantenimiento.

El rector de la UEH, Jean Vernet Henry, insistió en la necesidad de que el gobierno de Martelly priorice la educación y otorgue a la casa de estudios el presupuesto para que el nuevo campus comience a operar en septiembre y se comience a construir residencias para los alumnos.

El gobierno haitiano decidió ubicar el campus en la costa norte del país para descentralizar la UEH, cuya oferta está ampliamente desbordada por la demanda estudiantil, explicó Vernet Henry.

Detalló que con algunas instituciones internacionales, como la Organización de la Francofonía, trabajan en la elaboración y revisión la currícula para las carreras que se impartirán en el campus, como derechos, ciencias económicas, turismo e informática.

El campus está ubicado en un terreno de 144.000 metros cuadrados donado por la municipalidad de Limonade y fue construido por el gobierno dominicano con una inversión de 30 millones de dólares como para de su ayuda para la reconstrucción de Haití luego del terremoto.

"Albergamos la esperanza de que la comunidad internacional también podrá cumplir plenamente las promesas de reconstrucción de Haití", comentó Fernández en referencia a los anuncios de donaciones millonarias que no se han concretado.

De los 10.000 millones de dólares que la comunidad internacional prometió donar a Haití tras el terremoto, sólo se ha invertido unos 2.400 millones de dólares, con escasos resultados visibles.

Aunque Fernández pudo haber invertido la donación de su país en construir un hospital o algunas casas, decidió hacerlo en una universidad porque "Haití requiere recursos humanos preparado", explicó el sacerdote y académico Agripino Núñez, al bendecir la obra.

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