Con la proclamación de la candidata vicepresidencial del PLD, Margarita Cedeño, en la Gran Arena del Cibao, el partido morado satisfizo el deseo de sus militantes y de una parte de la población que esperaba con ansias ver en un escenario por primera vez a la mutual Danilo-Margarita.
Como era de esperarse el PLD lo hizo “por todo lo alto”. Un gran escenario, una buena producción para la televisión y un derroche artístico. Sólo tres discursos, el de bienvenida por parte del director provincial de campaña en Santiago Ramón Ventura Camejo, la proclamada Margarita Cedeño y el central por el candidato presidencial Danilo Medina.
Aunque Danilo habló de último, sin dudas que la estrella lo era en ese momento su compañera de boleta.
Todos esperábamos ver la candidata vicepresidencial con un estilo diferente al que a diario hemos visto. Nos la imaginábamos con un tono más subido, más enérgico y con los ademanes tradicionales que usan los postulantes.
Pero no. Margarita se presentó en escena con su mismo pausado hablar, con su misma calma, con su misma sonrisa de siempre. No hablo para enardecer, y sin embargo enardeció a una muchedumbre que rayó en la idolatría.
Con su pausado hablar Margarita logró convertir el escenario bulloso y alegre que se le preparo en La Gran Arena del Cibao para celebrar su proclamación, en un centro de reflexión. Logrando momentos en que se callaron los tambores y todos los oídos se prestaron solo a escuchar su voz.
Su modo de hablar, parecía transmitir paz, esperanzas y concienciación. A pesar de lo largo de su discurso siempre mantuvo la atención en cada una de sus palabras. Nadie pregunto al de al lado qué dijo, porque todos estaban atentos.
Al hacer un recuento de su trabajo en su despacho, saco lagrimas a padres, madres y jóvenes, que lo que menos pensaron al acudir a la arena, era que en esa fiesta iban a llorar. Pero su mensaje no sólo le llegó a ellos, sino también a los que estaban en sus casas viéndolo por televisión.
Si Margarita era popular ayer, hoy lo es mucho más, porque los pobres la han visto como su esperanza. Aunque Danilo ha hecho mucho hincapié en los pobres, ella le ha dado la fuerza y esperanza del cumplimiento de que no serán los olvidados de siempre después de las elecciones.
Es innegable que con su calma discursiva Margarita logró lo que quería, que era llegar al corazón de los dominicanos y llegó.
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